7 consejos para disfrutar de Roma paseando

Basílica de San Pedro en Roma. Imagen: SQV

Este artículo no va a glosar ni enumerar los encantos del patrimonio milenario de Roma, los
sabores de su amplia gastronomía, el carácter de sus habitantes o a repasar la historia de la
concurrida urbe. Aunque sí que dará algún pellizco a esas facetas, se centra, sobre todo, en
aportar ideas para pasear la capital italiana como turista disfrutando de la experiencia.

1-Empezamos con un aviso

Aceras menguantes

Calzado cómodo y ajustado a los pies. Roma merece ser caminada, aunque no lo facilita. Las aceras menguan o desaparecen como por ensalmo, o se hallan cortadas por obras o por coches sin ofrecer alternativa de paso. A esto se suma el mal estado de numerosos tramos adoquinados, que propician torceduras de tobillos o erosionan lesiones que se arrastran. Y, para colmo, la iluminación no destaca al caer la noche. Por tanto, a caminar con mucha precaución.

2- Seguimos con una facilidad

La de hidratarse. La urbe contiene, diseminadas, entre 2500 y 3000 fuentes básicas dispensadoras de agua para consumo directo. Resultan fácilmente identificables por su simpleza: un bloque metálico con forma de tubo y una tubería doblada de la que mana constantemente el líquido. Por esa morfología precisamente son conocidas como “nasoni”. Eso sí, están habilitadas para suministrar a la altura de la boca de una caniche, por lo que para beber un adulto de mediana estatura ha de ponerse en cuclillas.

3- La isla

isla tiberina

Si París tiene la Isla de la Cité, con la espectacular catedral de Notre Dame en su cogollo, en el epicentro del Tíber a su paso por Roma emerge un islote con forma de barco: la Isla Tiberina. Abarca poco más de 200 metros de extensión y en lugar de grandes reclamos turísticos engloba un centro médico, una farmacia, y una iglesia dedicada a los mártires de los siglos XX y XXI repartidos por continentes. Y una heladería, claro. Merece la pena atravesarla por simple curiosidad, aunque no es, ni mucho menos, un lugar imperdible de Roma.

4- Comida callejera

Alcahofa romana 1

Para quien recorre la metrópoli paseando, el aprovisionamiento resulta básico, y los grandes mercados juegan un papel importante en ello. Vamos con los dos más emblemáticos por su ubicación: el Trionfale y el Centrale. Nada que ver uno con el otro.

El primero se encuentra a apenas 500 metros de El Vaticano. Se trata del clásico recinto algo destartalado, más de vender comida para cocinar que para degustar. Tiene siete u ocho puestos que la proporcionan preparada, aunque personalmente me inclino por salirme de ese entorno y comprar una ración en Pastasciutta, a unos 200 metros.

El Centrale se sitúa en el interior de la estación de Termini, colindante con vías y autobuses. En este caso ha sido completamente remozado y habilitado con el fin de la venta directa de platos para su ingesta. Sus precios superan los de puestos callejeros de espacios cercanos. Da juego para tomar fotos, para pasearlo entre turistas y para, quizás, comprar la típica alcachofa romana.

Voy con dos recomendaciones que me han resultado más prácticas: la cadena de pizzerías Alice especializada en porciones o taglio, con más de una decena de opciones en el mostrador. Se reparten sus establecimientos por la ciudad. Y, cerca del Panteón, un pequeño local especializado en tiramisú. Se llama Two Sizes y presume de ofrecer el mejor de la ciudad. Esto es mucho decir; no obstante, sí que resulta delicioso el que venden en vasos que cuestan, según tamaño, tres y cuatro euros. Por cierto, exponen cuatro variantes de tiramisú para escoger. De helados, debido al abanico tan amplio de sabores y locales, prefiero no opinar y dejarlo al libre albedrío.

5- Año Jubilar

No podemos olvidar que 2025 es año jubilar, lo que atrae numerosas peregrinaciones a El Vaticano, que ha preparado una infraestructura específica. Lindando con el Tíber han habilitado una oficina del peregrino. Basta decir que quieres participar en una peregrinación y te dan una hoja con oraciones. Acto seguido te sitúas enfilando la plaza de San Pedro en un pequeño grupo que porta una cruz que se alternan los peregrinos. Discurren por un camino diferenciado, en el que distintos voluntarios van abriendo compuertas para facilitar la peregrinación. Tiene preferencia para entrar en San Pedro y, también, para adentrarse junto al imponente baldaquino de Bernini, donde concluye la peregrinación que dura aproximadamente media hora.

6- La iglesia donde está enterrado el papa Francisco

Ya he comentado al principio de este artículo que no me iba a centrar en monumentos; no obstante, como valenciano no me ha dejado indiferente el recordatorio al santo más famoso de la ciudad, San Vicente Ferrer, en las grutas vaticanas, donde se encuentra enterrados la mayor parte de papas. Este santo no lo está. De ahí el incremento de la sorpresa.

En cambio, el papa Francisco sí que yace bajo una humilde y pulcra lápida en la iglesia de Santa María la Mayor, en el lugar más visitado en la actualidad de esta basílica cuya singular fachada, por cierto, puede admirarse de manera cómoda sentado en el monolito situado en el exterior, a apenas una veintena de metros, con escalones para descansar y disfrutar del entorno.

7- Y un consejo subjetivo

Arco y coliseo

En una ciudad con tantos entornos para retratar, con o sin la cara de cada cual en medio o a un lado, resulta muy complicado escoger el espacio más significativo para guardar en la memoria de nuestro móvil. No obstante, por su significado para la ciudad personalmente apuesto por dos, cada uno en representación de una de las vertientes más conocidas: la iglesia de San Pedro captada desde la Vía della Conciliazione, y la que aúna el Arco de Constantino, en primer plano, y el Coliseo, de fondo.

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