Requena, a poco más de media hora de Valencia en dirección a Madrid, es una localidad con mucha historia. Una historia para ser paladeada no solo arquitectónica y museísticamente, sino también gastronómicamente en forma de vino, embutido y otras delicias.
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El origen del municipio se sitúa en La Villa, el barrio más antiguo del mismo, y data del siglo VII a. C. No obstante, el topónimo Requena proviene del árabe Rakkana (La Fuerte, La Segura).
Ciudad fronteriza entre reinos taifas, siguió teniendo un carácter defensivo posteriormente y tras la Reconquista, pero ya como parte del Reino de Castilla. Esta función defensiva cambió definitivamente bajo el reinado de los Reyes Católicos, con la unión de Aragón y Castilla, derivando en un enclave comercial.
La Villa, un paseo por la historia
La Villa, Conjunto Histórico-Artístico desde 1966 y situada en un promontorio de rocas, concentra la mayor parte del sabor histórico de la localidad.
En ella se encuentran la Fortaleza (castillo de origen árabe), el Palacio del Cid (según cuenta la leyenda, edificado en el siglo XV sobre el solar de la antigua residencia del Cid y, hoy en día, sede del Museo del Vino), las iglesias góticas de El Salvador y Santa María, la iglesia neoclásica de San Nicolás, la empedrada plaza de Albornoz (centro neurálgico del barrio), la Casa Mayor del Arte de la Seda (industria de gran importancia, sobre todo en el siglo XVIII), un gran número de cuevas (cumplieron con la función de bodega, despensa, silo e incluso osario), entre otros lugares de visita obligatoria.
En cualquier caso, un simple paseo por sus calles ya nos sumerge en tiempos pasados y completamente diferentes al presente.
Gran tradición e industria vitivinícola
Pero si hablamos de historia, la del vino también tiene su hueco en Requena, en donde se ha hecho vino desde hace más de 2000 años. Hoy en día, la Denominación de Origen Utiel-Requena cuenta con más de 100 bodegas, muchas de ellas abiertas a las visitas turísticas. Cuando hablamos de los caldos de la zona, hay que hacerlo de una uva autóctona: la bobal. No obstante, no sólo de vino vive Requena y desde hace años también se elabora en esta tierra un cava de gran aceptación.
Así las cosas, que la principal fiesta de la localidad sea la Fiesta de la Vendimia, celebrada anualmente entre finales de agosto y principios de septiembre, no es casualidad.
Embutido para todos los gustos
Y si el vino es importante en Requena, no lo es menos su embutido. Bandera de su oferta gastronómica, cuenta con su Indicación Geográfica Protegida y su propia fiesta: la Muestra de Embutido Artesano y de Calidad de Requena, la cual se celebra cada año en febrero. Longanizas, chorizos, morcillas de cebolla y salchichones, entre otros, componen la oferta.
Aunque las delicias locales no se quedan en la carne de cerdo convertida en embutido, sino que uno también puede degustar en este municipio platos como el ajoarrierro, hecho con bacalao, huevo, patata, ajo y aceite; el cachulí, sofrito de carne e hígado; el arroz en cazuela, similar al arroz al horno; o las migas dulces.
Por último, en cuanto a las opciones de alojamiento, estas son diversas y van desde casas rurales, pasando por pensiones y hasta hoteles. La mejor información al respecto, se puede obtener a través de la completa página web de Turismo de Requena, la cual nos permite planificar nuestra visita al detalle.