Situada en la hermosa región de Bretaña, Rennes es el destino perfecto para unas tranquilas vacaciones. Te encantará su casco urbano con casas de entramado de madera de la Edad Media, sus calles empedradas, y por su puesto, su exquisita gastronomía.
1. Pasea por su casco histórico
En las pequeñas calles empedradas de Chapitre, Palette y Saint-Sauveur, te encontrarás con preciosas casas de entramado de madera y fachadas de colores que te indicarán que estás en el corazón de la ciudad. La ciudad de Rennes es la que cuenta con mayor número de este tipo de casas de toda Francia. Además estás en el lugar ideal para disfrutar de la rica gastronomía de Bretaña, ya que también la zona está llena de restaurantes. Lo mejor es descubrirlo a pie, dejándote llevar por las sensaciones de sus callejuelas adoquinadas que dan forma al casco antiguo. Es en estas calles peatonales donde podrás descubrir la esencia de la capital bretona.
Booking.com2. La catedral de San Pedro
Está situada en el corazón del centro histórico, pero sus torres de 48 metros de altura las podrás admirar desde casi cualquier punto de la ciudad. Es uno de los lugares imprescindibles y que no deben faltar en tu visita a Rennes, que por algo en esta catedral era donde los duques y duquesas de Bretaña fueron coronados durante siglos. Y si las dos torres de granito son lo más impactante de la fachada exterior, espérate a entrar y encontrarte con las impresionantes vidrieras, el altar romano y también las pinturas que te sorprenderán por su belleza.
3. El mercado Place des Lices
Si estás un sábado en Rennes, no puedes perdértelo. Creado en 1622, es el segundo mercado más grande de Francia y también uno de los más bonitos. Encontrarás productos locales de todo tipo y te servirá para hacerte una idea de la gastronomía de la zona, a través de lo que veas en los puestos. Te encantará la mezcla de colores, olores y sabores, que hacen de este lugar un punto clave para los viajeros foodies. Puedes aprovechar para probar la famosa galette de salchicha, una especialidad local o unas ostras, en las terrazas que hay frente al mercado.
4. Las puertas Mordelaises
Son los únicos restos que se conservan de las murallas de la ciudad de Rennes. En su momento llegó a haber hasta diez puertas a lo largo de todo el perímetro de la ciudad. Se las conoce como las puertas reales por el importante papel que tuvieron durante la entronización de los duques y duquesas de Bretaña. Hoy las Puertas Mordelaises son dos, una grande para el paso de vehículos y otra más pequeña por la que acceden los peatones a la ciudad. Están rodeadas por dos torres simétricas y un puente levadizo. Han servido durante mucho tiempo como sistema defensivo para esta ciudad.
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