Es muy difícil resumir lo que es La Gomera en unas cuantas palabras e imágenes, ya que lo que queda tras una visita a esta isla canaria es el sentimiento. El sentimiento de haber estado en contacto con un trabajo pluscuamperfecto realizado por la madre naturaleza, el cual incluye valles inmensos con una tupida vegetación, barrancos que cortan la respiración, acantilados sin fin, un bosque de cuento de hadas…
Innumerables senderos, Garajonay y playas
Sin duda alguna y aunque tener un coche para moverse por la isla es útil, la mejor forma de conocer La Gomera es caminando por sus diferentes senderos y rutas, con opciones de todo tipo. Entre ellos, los que recorren sus barrancos y valles proporcionan paisajes inolvidables. Por citar uno, desde el caserío de Imada, precioso ya de por sí, se puede acceder al Barranco de Guarimiar en el que uno se siente insignificante entre una explosión de pura naturaleza.
También a través de senderos se puede visitar el Parque Nacional de Garajonay, Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad. Se trata, fundamentalmente, de un bosque de laurisilva y fayal-brezal situado en el centro de La Gomera y en el que la humedad y el verde de los helechos, el musgo y el líquen, que invaden incluso el tronco de los árboles, mandan. La belleza de este enclave natural va unida a la de la leyenda del amor prohibido entre dos aborígenes, Gara y Jonay.
Por otro lado, los amantes de las playas también tienen una amplia y variada oferta en La Gomera. Desde las más turísticas, aunque sin llegar a la saturación, de Valle Gran Rey, hasta las más escondidas y difíciles de encontrar; desde las calas de piedras, hasta las playas de arena volcánica negra, las hay para todos los gustos.
Pueblos con encanto y gastronomía excelsa
Pero no sólo la mano de la naturaleza ha hecho un gran trabajo en esta isla canaria, también el ser humano, que en muchas ocasiones puede arruinarlo todo, en este caso ha sabido integrarse perfectamente en el entorno.
Así, en La Gomera se puede disfrutar de la belleza y tranquilidad de caseríos como Imada o pueblos con estrechos callejones como Agulo, sin olvidar la capital, San Sebastián de La Gomera. Entre las construcciones que se pueden observar se encuentran las tradicionales casas gomeras.
En cualquier localidad, más grande o más pequeña, el visitante podrá disfrutar de una rica gastronomía que incluye productos como la miel de palma o el almogrote (especie de paté realizado con queso curado, pimentón y ajo, entre otros ingredientes) o platos como el potaje de berros.
Y aunque uno no sea vegetariano, vale la pena acercarse a Las Hayas y visitar el restaurante La Montaña-Casa Efigenia, incluso Angela Merkel lo ha hecho, para disfrutar de una comida con productos naturales cultivados por los propios encargados de este lugar gastronómicamente mágico.
Y por si todo esto no fuera poco, hasta se puede aprender un idioma en La Gomera. Se trata del silbo gomero, que, como su propio nombre indica, permite la comunicación a través de silbidos.
Para llegar esta isla canaria, la forma más fácil de hacerlo es desde Tenerife, bien en barco o en avión. En cualquier caso, de un modo mucho más cómodo que el utilizado por Cristóbal Colón, quien realizo su última parada aquí antes de dirigirse hacia América.
Pero, además de La Gomera, las Islas Canarias ofrecen mucho más. Aquí tienes algunos enlaces a otros reportajes publicados: