Asturias es una tierra de cuento, y como tal, posee infinidad de lugares y pueblos que son increíbles, como sacados de una narración fantástica. Los hay al pie de las montañas, en medio de bosques milenarios, en la misma ribera de históricos ríos, en la costa, con espléndidas vistas panorámicas, e incluso algunos son parada ineludible en rutas naturales y culturales.
Pueblos de Asturias
Son sitios que nos hablan, auténticos pueblos de cuento que son autores de tantas y tantas historias, que nos dejan como flotando en el limbo de la imaginación.
Peñerudes: torreón y embalse
Peñerudes, en Morcín, conserva uno de los torreones más característicos y famosos de toda la Asturias medieval. Aunque actualmente se encuentra en ruinas, su silueta, rota por el paso del tiempo y los avatares, adquiere una fuerza y matices especiales.
Sin duda, el torreón de Peñerudes aporta un plus de valor histórico y paisajístico a este pueblo. De origen romano, fue reformado en plena Alta Edad Media por el rey Ordoño I. Hoy el torreón nos recuerda de dónde venimos y es un testimonio en piedra de la resiliencia de un pueblo.
Además, Peñerudes se asoma con firmeza al embalse de los Alfilorios, uno de los más notables del centro de Asturias, que abastece de agua a la capital asturiana, Oviedo, y a sus alrededores.
En el entorno del embalse, existe un mirador desde el que se contempla el Monsacro, una montaña estrechamente vinculada a la historia del reino de Asturias y de la cristiandad.
Aballe, a la orilla de un río mítico
Aballe se extiende en una dulce llanura a la orilla del río Sella. Muy cerca de la ciudad de Cangas de Onís, este pueblo luce con orgullo su distinción de Pueblo ejemplar del municipio en 2013.
Con sus casas engalanas de flores, y sus antojanas repletas de hórreos y paneras, Aballe es un remanso de paz, acrecentado si cabe por el rumor del Sella, que fluye discreto y lento por su ribera.
Los pitos de caleya campan a sus anchas, felices en medio del intenso verdor, y las vacas hacen lo propio. Y en medio de toda esta escenografía tan rural, la iglesia de Aballe se alza, humilde y al mismo tiempo poderosa, siendo la antesala de una pequeña y exquisita playa fluvial que dibuja el Sella a su paso por este pueblo de Asturias.
Veneros, el reino de la madera
Si soñaras con un reino de la madera, ése sería probablemente Caso, uno de los concejos que conforman, junto con Sobrescobio, el Parque Natural de Redes.
Caso tiene una historia humana y paisajística muy vinculada a la creación de ingenios de madera, y para muestra basta un botón: el pueblo de Veneros, donde se ubica precisamente el Museo de la Madera.
Una sosegada vuelta por Veneros te descubre hórreos y paneras, lugares para sentarse relajadamente y conversar, y de paso, contemplar el paisaje frondoso que genera el río más largo y caudaloso de Asturias: el Nalón, que discurre en las proximidades de este pueblo. Veneros es una aldea donde la artesanía ha sido media vida.
Niembro, al pie de una ría maravillosa
La aldea de Niembro, en Llanes, te ofrece una de las estampas más admiradas y fotografiadas de todos los paisajes asturianos: la de su iglesia y cementerio, al pie de su ría.
La ría y puerto de Niembro forman una de las más bellas y sorprendentes ensenadas de todo el Cantábrico. A marea baja, se convierte en un gran arenal, y a marea llena, en una auténtica piscina de agua salada, ideal para la práctica de todo tipo de deportes náuticos. Mientras tanto, el pueblo de Niembro se descuelga por la ladera, en actitud contemplativa de un paisaje que jamás cansará tu retina.
Libardón: el pueblo y el gaitero
Libardón es una aldea del concejo de Colunga, famosa en el mundo entero por la historia del gaitero que paseó el nombre del pueblo de su esposa por medio mundo.
El afamado músico, Ramón García Tuero, natural de Villaviciosa, se vinculó para siempre a Libardón al casarse con María Carabela.
Precisamente aquí existe un Centro de Interpretación sobre su historia, dado que se trata de una de las más destacadas figuras de la música asturiana de finales del siglo XIX y principios del XX, que llevó por todo el mundo las tradiciones y la cultura de su tierra, actuando ante las personalidades más destacadas de su tiempo.
Además, una parada en Libardón te descubrirá casas palaciegas e indianas, “chigres” que destilan antigüedad, historias de mina y de monte, y una plaza de la iglesia que es una belleza.
Más información: Turismo de Asturias
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