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Lisboa, donde volver una y otra vez (y no te cansas)

Lisboa a vista de pájaro.

La capital portuguesa vista desde los tejados.

¿Se puede ser una de las más antiguas y a la vez la más moderna? Si te llamas Lisboa, claro que sí. La capital portuguesa es una ciudad de contrastes, de viejos tranvías, calles modernas y señoriales que te atrapan con la misma fuerza que lo hace su música más universal: el fado.

Tranvía lisboeta

Cada vez que se vuelve a Lisboa, la ciudad sorprende, porque la capital portuguesa está en continuo cambio. No hay que perderse el Intendente, un antiguo barrio marginal que se puso de moda cuando el alcalde Antonio Costa trasladó allí su despacho en 2011. Y así, de ser un barrio de gente mayor, inmigrantes o incluso de prostitución, pasó a convertirse en un barrio multicultural y de moda, frecuentado por artistas, estudiantes y emprendedores (y cada vez más y más turistas) que han hecho suyos los restaurantes, animados cafés y tiendas vintage. Vamos que se ha convertido en el Lavapiés lisboeta.

Tender la ropa hacia la calle, una tradición muy natural

Pronto te darás cuenta de que Lisboa es de esas ciudades a las que vas a ver, pero también a ser visto. Como parte del paisaje, encontrarás mujeres lisboetas asomadas a los balcones o incluso te cruzarás con las que tan tranquilamente salen a la calle a hacer la compra en bata. Estás en el Lisboa más auténtico, donde tampoco falta la ropa tendida en desconchadas y decadentes fachadas.

Calles de Lisboa

La mejor forma de descubrir Lisboa es pasear por sus calles, pero también puedes hacer un poco el vago y subirte al tranvía para recorrer el empinado y empedrado casco histórico. El 28 es el más famoso y te lleva al barrio de la Alfama, con parada imprescindible en el mirador de Graça.

Construida sobre siete colinas, Lisboa aparece como un auténtico reto de subidas y bajadas. En la colina más alta se encuentra el barrio de Alfama, el más antiguo de la ciudad. De pasado morisco, entre sus callejuelas se encuentra otra parte del alma lisboeta. Aprovecha para reponer fuerzas en los típicos bares donde la vida pasa sin prisas, con el fado sonando de fondo.

Elevador de Santa Justa


La plaza del Rossio es otro de los puntos claves de la ciudad. Desde allí pasea por la rua Augusta hasta la plaza do Comercio, lugar importante de la vida diaria lisboeta, y justo al lado, haz una parada para subir al elevador de Santa Justa.


Residencia de famosos

Es verdad que Lisboa mira al mar con una extraña mezcla de tristeza y alegría, trasmitiendo cierta nostalgia. Pero no te dejes engañar porque Lisboa también se encargará de mostrarte su lado más gamberro. La vida nocturna comienza en los baretos del Barrio Alto, punto de encuentro donde se da el pistoletazo de salida a la marcha lisboeta. La zona está llena de pequeños bares, en los que toca apretujarse, en algunos incluso no entran más de quince personas a la vez, por lo que a veces hay que esperar que salgan unos para entrar otros.

Pasear al atardecer por la rivera del Tajo (plan nocturno incluido) o de día coger una bici y poner rumbo hacia Belém no tiene precio. Cais do Sodre es uno de esos barrios imprescindibles que ha ido cogiendo posiciones en la vida de Lisboa.

Que la capital portuguesa es querida por todos, no es un secreto, y cada vez son más los famosos que se han dejado seducir por ella. Madonna se ha comprado una casa, y hace ya bastantes años que el actor John Malkovich hizo lo mismo. Y no son los únicos. Lisboa seduce, y no sólo como destino turístico, también como lugar de residencia para celebrities. No es difícil entender por qué.

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