Cuenca es una ciudad abierta y mágica, y que da mucho de sí. Recorrer los alrededores a caballo, montar en globo, hacer tirolina sobre un paisaje impactante, disfrutar de museos únicos o comer en un restaurante estrella Michelin. Son solo algunas de las muchas actividades que se pueden disfrutar en Cuenca, una ciudad que se encuentra a tan solo un par de horas de Madrid.
Índice
1. La tirolina más larga de Europa
Desde el parking del castillo hasta el Parador de Cuenca, este es el viaje que te espera en la que es la tirolina urbana más larga de Europa (con su apertura le acaba de arrebatar el puesto a Toledo). 440 metros de recorrido y unos 120 metros de altura que se realizan en unos 30 segundos de vértigo, a 90 kilómetros por hora. Un recorrido fascinante con el Puente de San Pablo y las Casas Colgadas ante tus ojos.
2. Los Rascacielos de Cuenca
Son la joya de Cuenca, una ciudad medieval que con la expulsión de los musulmanes se vio obligada a crecer en vertical, dando lugar a casas estrechas, superpuestas unas con otras. Viviendas construidas con un entramado de madera y torcidas con el tiempo. Hoy quedan tres de estas reliquias en el casco histórico. Una de ellas es la que acoge el museo Abstracto español, Fundación Juan March (una de las visitas imprescindibles durante tu estancia en Cuenca).
Las Casas Colgadas estarán presentes por tu recorrido por las zonas claves del casco histórico. A lo largo de la calle Alfonso VIII, (saliendo de la plaza Mayor) se encuentra la antigua «Milla de Oro» conquense, donde se ubicaban las principales tiendas de la ciudad. En Cuenca no te vas a librar de subir y bajar escaleras. Acércate hasta el Barrio de San Martín para admirar las Casas Hondas por la parte de atrás. Conocidas popularmente como los rascacielos de Cuenca, algunos tienen hasta 12 alturas con la particularidad de que ¡los retretes están colgando en el precipicio!
3. El Espacio Torner y, en un pequeño museo, un Picasso
Cuenca es una ciudad pequeña que cuenta con grandes exposiciones de arte, al nivel de las grandes capitales del mundo. Pero además, estamos en la ciudad de España que más museos tiene por habitante: 14 museos en los que se fusiona la calidad de sus obras con las vistas inigualables que se pueden disfrutarse desde cualquiera de las ventanas.
La visita al Espacio Torner es uno de ellos, y un imprescindible en cualquier visita a la ciudad. Para disfrutar de esta maravilla muestra tienes que acercarte hasta el Parador y cruzar el puente de San Pablo. En la iglesia tardo-gótica del antiguo convento de dominicos te espera un diálogo perfecto entre arquitectura, escultura y pintura. Cuarenta obras de Gustavo Torner, la mitad de ellas han sido cedidas por el Museo de Arte Reina Sofía de Madrid (donde se encuentran unas 600 piezas del artista). Un autor sorprendentemente versátil que también creó algunas de las vidrieras de la Catedral y diseñó los escapartes de las tiendas de Loewe por todo el mundo cuando empezó la marca.
Tras visitar el espacio Torner seguimos callejeando, adentrándonos en callejones medievales, admirando las casas de colores y escuchando historias de su ciudad que nos cuentan los propios conquenses. Y así nos enteramos de cómo en El Rollo, al lado de la plaza Mayor, se ajusticiaba a quienes robaban o infringían la ley. Esta era conocida como la plaza de la Picota y hasta el siglo XIX contaba con cuatro horcas. Y así entre charla y charla, cuando menos te lo esperas aparece otra sorpresa. Esta vez, nada menos que un Picasso, en la antigua iglesia de Santa Cruz (siglo XVI y XVIII), hoy reconvertida en la Colección Roberto Poli, Centro de Arte Contemporáneo de Castilla la Mancha, se exhibe el cuadro Don Quijote y Sancho, del gran pintor malagueño.
4. La Catedral de Cuenca
De finales del siglo, XII, esta catedral medieval, se cree que se erigió sobre una antigua mezquita. Encontrarás un gótico de vanguardia, pero sin tanta altura como en otras catedrales. La fachada te recordará a la famosa Catedral de Notre Dame de Paris. Toda una belleza que te encuentras nada más entrar en el casco histórico, en la plaza Mayor. Ya dentro, el mejor momento para disfrutar de toda su belleza es el medio día, cuando la Catedral se viste de color gracias a la luz que traspasa por las vidrieras.
Por cierto, no te pierdas la impresionante Sala Capitular, con pinturas de los santos en las paredes y un sorprendente y colorido techo que contrasta con el resto de la catedral.
5. Gastronomía conquense
Cuenca invita a sentarse a su mesa. Su riqueza gastronómica es suficiente motivo para disfrutar de la ciudad a lo grande. Una de las visitas obligadas es a la Casa de la Sirena, el restaurante de chef Jesús Segura, cocinero experto en reinterpretar los sabores de la tierra (y con una estrella Michelin). Tienes un menú, de cocina contemporánea y muy cuidada con, entre otras delicias, el buñuelo con bacalao, el Royal de alcachofas, el Jabalí pibil y la Corvina mantequilla negra (menú, 50 euros y armonía de vinos, 30 euros). Un restaurante de diseño vanguardista, y en algunas de las mesas, con panorámicas excepcionales.
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Soy conquense de nacimiento, aunque vivo fuera. Desde pequeño he querido muchísimo a mi ciudad natal, creo que es una síntesis entre naturaleza y cultura. Desde el punto de vista paisajístico es mi ciudad preferida; aunque monumentalmente reconozco que es inferior a otras como Salamanca o Toledo. No obstante tiene un bello casco histórico, y la belleza que tienen las dos hoces del Júcar y del Huécar es espectacular, además la gente es muy buena y amable, y la catedral no es que sea de las mejores pero es única en su estilo.