Un crucero de lujo a través del Rin por ciudades de Holanda y Alemania

El lujoso Riverside Debussy en la travesía por Holanda y Alemania. Imagen: SQV

Hay muchas formas de conocer mundo, pero si tenemos que elegir una que sea a bordo de un crucero. Un capricho que al menos hay que regalarse una vez en la vida. Y nosotros lo hemos hecho. Una travesía por el Rin que nos ha permitido realizar paradas en distintas ciudades de Países Bajos y Alemania a bordo del Riverside Debussy, un barco que ofrece una experiencia premium donde no se echa en falta absolutamente nada. Y con tiempo para todo. Durante la travesía hay momentos para despejar la mente en las tumbonas de cubierta, ponerse a punto en el spa o darse un chapuzón en la piscina… El objetivo principal: volver a casa con las pilas cargadas.

Embarcamos en el Riverside Debussy

¿A quién no le encanta la idea de pasar unos días en un hotel de lujo sobre el agua? En esta escapada de cinco días por el corazón de Europa hemos embarcado en Ámsterdam, y hemos conocido entre otras ciudades Emmerich, Nimega, Düsseldorf y Colonia, donde finaliza nuestro viaje. Y si eres de los que el movimiento de las olas les impide dormir, te advertimos que en este crucero fluvial lo único que te quitará el sueño es saber que después de unos maravillosos días hay que volver a la realidad. ¿Y qué tiene de especial esta experiencia? su maravillosa ruta a lo largo del Rin, pero también poder disfrutar del trayecto con una estancia premium a bordo.

Primer día: Ámsterdam

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Comenzamos nuestra aventura de la mejor manera: adentrándonos por unas horas de esta maravillosa ciudad. Recorremos sus grandes avenidas y curioseamos por una de las zonas más turísticas y animadas: el Barrio Rojo, con sus estrechas calles que datan del siglo XIV y sus peculiar arquitectura de edificios inclinados. Y si descansar no es tu idea, durante todo el crucero cuentas con actividades pensadas para disfrutar al máximo de cada destino. Una de las más interesantes es el paseo en barco por los canales de Ámsterdam para conocer sus edificios y la intrincada red de canales de la capital holandesa.

Segundo día: Enkhuizen y Lelystad

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Después de Ámsterdam emprendemos nuestro camino fluvial hasta este pequeño tesoro holandés lleno de encanto. Bonitos puentes peatonales y mucha calma, así como un bonito puerto pesquero lleno de barcos será lo que encontremos. Y con una naturaleza que sorprende en el lugar más inesperado, como se puede ver en el Parque Natural de Ostvaardersplassen, otra de las excursiones que se proponen en este itinerario.

Tercer día: Emmerich y Nimega

Ver las iglesias, sobre todo la de San Martín, que impacta con una cruz de Cristo de madera en el suelo, y dedicar un tiempo a pasear, es el mejor plan antes de acercarnos hasta la ciudad más antigua de Holanda, Nimega. Bombardeada por los americanos, sus principales atractivos son la muralla (desde donde se puede disfrutar de muy buenas vistas) y un casco histórico, muy animado y con mucho encanto.

Cuarto día: Düsseldorf

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Sin duda, este destino cosmopolita se convertirá en la gran sorpresa de nuestro viaje. ¡Un auténtico flechazo! Entre los principales lugares que no hay que perderse está la Plaza Paul-Klee, que con su colorido es una de las zonas más Instagrameadas de la ciudad. Tampoco puede faltar un recorrido por la Altstadt (la ciudad vieja), que desde primera hora de la tarde se llena de gente para tomar una cerveza y pasear por sus plazas y callejuelas adoquinadas.

Pero si hay algo que sorprende de Düsseldorf es su arquitectura vanguardista con edificios rompedores y chocantes, como se puede ver en la zona comercial donde se encuentra la fachada verde más grande de Europa. Y muy cerca, la Milla de Oro de la ciudad, la calle Königsallee, donde tienen tiendas las firmas más lujosas del mundo.

Quinto día: Colonia

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El mejor broche de oro de este viaje, no puede ser otro que dar un paseo por el casco antiguo de Colonia y visitar su catedral gótica, que es Patrimonio de la Humanidad y una de las más importantes del mundo. La entrada es gratis.

Un resort de lujo sobre las aguas del Rin

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Con capacidad para tan solo 88 huéspedes, el Debussy es un barco a escala humana. No tendrás que pedirle un GPS a tu mayordomo para llegar a tu camarote. Y sí, sí, has leído bien, porque durante todo el trayecto, cada viajero cuenta con un servicio de atención personal a su disposición durante 24 horas al día.

Además, lejos de los grandes cruceros, el Riverside Debussy ofrece un entorno tranquilo y exclusivo en cada una de sus estancias. En este barco no encontraras simples camarotes, porque todos son suites (un total de 55) y cada una de ellas con grandes ventanales y vistas panorámicas para no perderse nada de los paisajes del Rin desde la cama. Su tamaño también permite que se pueda disfrutar de una experiencia culinaria al más alto nivel, con una gastronomía de calidad (y de estrella Michelin) con menús, sabores y productos que son un reflejo de los destinos por los que va pasando el crucero.

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