Si eres de los que huyen de los lugares turísticos y buscas un lugar de arte, naturaleza e historia, en Castilla-La Mancha lo tienes garantizado. La Roda, Valdepeñas y Pozuelo de Calatrava son la mejor muestra del auténtico alma de Castilla-La Mancha, una comunidad que demasiadas veces (y de manera injusta) dejamos de lado, a pesar de todas las joyas que atesora. Toma buena nota de todo lo que tienen para ofrecer estos tres destinos que son perfectos para una escapada en la que oxigenarte durante un par de días y alejarte del ajetreo Madrid.
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La Roda, el faro de Castilla-La Mancha
En La Roda las civilizaciones dejaron su impronta. Su nombre, derivado del árabe «rutba» —el impuesto por el paso de ganado—, pero más allá de ser un mero lugar de tránsito, esta villa de Albacete ha sabido construir su propia identidad, de tal manera que le ha valido la declaración de Bien de Interés Cultural para todo su conjunto urbano.
Para descubrir este bonito rincón de Castilla-La Mancha, nada mejor que empezar por la calle de Pedro Carrasco, un laberinto de casas blasonadas y el rincón de la esquina de Alcañabate. Pero su joya más preciada es, sin duda, la iglesia de El Salvador, un templo del siglo XVI que se alza majestuoso, con una mezcla de estilos gótico, barroco y sobre todo, renacentista. Su linterna alcanza los 26 metros de altura y su torre, conocida como el «Faro de La Mancha», domina el horizonte. Lo más interesante de su interior: la «Adoración de los Magos», un lienzo de Lucas Jordán, y un retablo de Berruguete en la sacristía.
Tampoco te pierdas dos palacios que se encuentran junto a la iglesia: el del Doctor de La Encina, con un magnífico patio porticado con columnas toscanas y techo de madera; y el de los Condes de Villaleal, con una portada rococó y una cúpula de tejas vidriadas.
Valdepeñas, ciudad de vino y arte
Es una de las ciudades más importantes de la provincia de Ciudad Real y de Castilla-La Mancha. En este destino destaca la Plaza de España, con un aspecto que se remonta a finales del siglo XVIII. Este espacio de soportales y fachadas en blanco y añil es el epicentro de la localidad. Entre los lugares que tampoco debes perderte están la iglesia de la Asunción, construida sobre una fortificación musulmana. Llama la atención su portada del Sol de estilo gótico isabelino y la de los Catecúmenos, adornada con cordón franciscano, conchas y rosetas. El otro templo que debes incluir en tu itinerario es la iglesia de los Trinitarios.
Y después de visitar el molino más grande del mundo, el de Gregorio Prieto, en este rincón de Castilla-La Mancha hay que reservar un tiempo para degustar alguno de sus afamados vinos. Porque una visita a Valdepeñas, sí o sí tiene que ir acompañada de una parada en sus bodegas, que serán las encargadas de poner el toque más lúdico a este viaje.
Pozuelo de Calatrava, entre volcanes y lagunas
Situado en la comarca del Campo de Calatrava, este fascinante pueblo tiene entre sus principales atractivos dos lagunas saladas de origen volcánico la de Argamasilla y La Inesperada, antiguamente
utilizadas por sus aguas medicinales. La Inesperada, en particular, es un verdadero espectáculo de la naturaleza, una laguna temporal con un cráter volcánico de 1.166 metros de diámetro. Declarada Refugio de Fauna y Reserva Natural, es la laguna más salina de la zona.
Del patrimonio arquitectónico destaca la iglesia de San Juan Bautista, del siglo XVII, destaca por sus tres retablos originales de madera de nogal sin policromar. y el Santuario de la Virgen de Todos Los Santos, que está situado a las afueras y está construido sobre lo que fue una antigua fortaleza árabe. En el interior conserva un bello artesonado mudéjar y pinturas murales.
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