Almuñécar no es solo un destino para el verano. El mediterráneo granadino está repleto de sorpresas que merece la pena descubrir en cualquier momento del año. Un viaje por bonitos pueblos con un patrimonio histórico relevante y enclaves naturales impresionantes es parte de lo que te espera. Pero además, si buscas desconexión, en la comarca granadina de la Alpujarra encontrarás numerosas rutas, una de ellas es la ruta de los pescadores de Almuñécar, una senda circular te lleva por los acantilados de esta zona mediterránea.
Además de emplearte a fondo en esta caminata, después podrás coger fuerzas con comidas contundentes que darán calor y sabor a tu escapada por esta tierra andaluza. Toma buena nota de la ruta (en versión larga y corta) y de los platos tradicionales que podrás disfrutar después y con los que podrás poner tu cuerpo a tono.
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Ruta larga por el antiguo Camino de Pescadores de Almuñécar
Esta ruta se extiende por algo más de 10 kilómetros y se puede realizar en poco más de tres horas. Parte de la playa de San Cristóbal y recorre todo el litoral pasando por la playa de Cotobro. Después se entra al Camino de los Pescadores o Ruta Berenguel, lo que nos permitirá cruzar la playa de El Muerto, aventurarnos por encima del Peñón del Lobo hasta el Hotel Best Alcázar, y desde allí iniciaremos el descenso a la playa de La Herradura.
Ruta más corta de la playa de Cotobro a La Herradura
Existe también una opción más corta, que consiste en ceñirse al Camino de los Pescadores. Comienza en el sendero que baja a la playa de Cotobro, y continúa hasta la playa naturista de El Muerto, siguiendo por el camino hasta el Peñón del Lobo. Te aseguramos que la belleza del paisaje merecerá con creces el esfuerzo. Tendrás ante ti los Peñones del Santo y de Afuera, en incluso si el tiempo acompaña podrás admirar el fondo nevado de la Sierra de Lújar. Esta caminata se puede completar en unas dos horas.
¿Y qué puedes comer después de la caminata granadina?
La comida granadina sabe a tradición y a historia. Está hecha a base de platos que ya elaboraban nuestros abuelos y con recetas que han ido pasando y evolucionando con el paso del tiempo. Toma buena nota y prueba alguno de estos guisos que te recomendamos. Además de sabrosos son especialmente energéticos.
Olla de la Parva
La original procede de Pórtugos, un pueblo que para quien no lo conozca, supondrá una sorpresa añadida. Se trata de un puchero hecho con un buen hueso de jamón de Trevélez que sirven en los restaurantes familiares del entorno. Lleva además pollo, tocino, patatas, garbanzos y judías verdes. Todo acompañado, como no podía ser de otra manera, por vino de la zona, o algunos de los maravillosos caldos que se producen y embotellan en la Alpujarra. ¡Un menú perfecto para entrar en calor!
Puchero de hinojos
Es el primo hermano alpujarreño por parte de chacinas y tubérculos de la olla podrida, aquel guiso medieval que dieron origen a todos los pucheros. La genialidad consiste en agregar a los garbanzos, a las habichuelas, a las patatas y a las carnes las ramas anisadas de unos hinojos que le dan un sabor soberbio e inusual, y también disminuyen los gases.
Olla gitana
Aunque admite infinitas variantes, la receta que nos recuerda los días fríos de la infancia se caracteriza por la presencia mayor de verdura y curiosamente también peras. Hay un puchero en el que encontrarás calabazas, judías planas, zanahorias, alubias y garbanzos.
Olla de San Antón
Este puchero está marcado por el calendario y sobre todo se toma a partir del 17 de enero, día de San Antón. Se trata de un puchero contundente, sobre todo porque incluye numerosos ingredientes de la matanza del cerdo. Es quizá la representación más típica de la cocina tradicional de Granada y forma parte en enero y febrero de la carta de casi todos los restaurantes, junto a los encurtidos y una rica ensalada de naranjas y bacalao. Y no perdáis de vista las que ofrecen en el municipio granadino de Monachil, lleva garbanzos, habichuelas, habas, careta de cerdo, espinazo, costillas, magro, manitas y hasta morcilla.
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